Dia internacional del Trabajo
¡Hola, queridos amigos! Les damos la bienvenida de nuevo a este espacio especial de Fincas de Turismo. En este Día Internacional del Trabajo, recuerden que no solo somos su mejor opción de Fincas en Colombia, también dedicamos tiempo a compartirle los mejores planes. Cada plan turístico que valga la pena, lo encuentran reseñado aquí. Por eso, confío en que puedan disfrutar de la Feria Internacional del Libro de Bogotá. O que ya estén haciendo los planes necesarios para asistir, como saben es un evento que hace la diferencia.
Leer, de hecho, siempre hace la diferencia y aquellos que lo tienen por hábito son un tesoro para el mundo. Y ni qué decir de los que nos proveen para leer, los escritores son una verdadera fortuna. Su influencia jamás podrá ser debidamente cuantificada, resta solamente valorarlos, protegerlos y disfrutar de su obra lo mejor que podamos.
Formadores de Criterio
Sí, los pensadores de nuestro tiempo, los forjadores de opinión y de criterio, ¡qué necesarios son! Así como el descanso apropiado (en las mejores fincas de Colombia, ¡claro!) En estas épocas de polarización y corrección política excesiva, casi absurda, hoy cuando la indignación se ha vuelto moneda corriente. En este Día Internacional del Trabajo, cuando encontramos indignados a montones, ofendidos por frivolidades y con el razonamiento embotado, pasando por alto lo esencial. Por eso, ¡qué falta hacen los intelectuales de verdad! Hay un hombre en particular que hace parte de esa notable estirpe que tiene la facultad del discernimiento. Uno que ha sabido contribuir con lucidez, ímpetu y maestría las causas más nobles, a los temas fundamentales.
Es de esas rarezas que pueden desempeñarse con mucha habilidad en diferentes áreas, destacar en cada actividad que emprende. La persona de la que estoy hablando es el brasileño Francisco Buarque de Hollanda, el célebre Chico Buarque. Cantante, compositor, poeta, escritor, dramaturgo, pero sobretodo, activista. Chico Buarque ha descollado en todo lo que ha hecho, brillando especialmente en la música y la literatura.

Hoy por hoy es una figura legendaria, reconocido internacionalmente por su aporte al arte con sentido social. Proveniente de una familia ilustrada y pudiente, Chico pronto se interesó por la música. Justamente con su música fue un incisivo e ingenioso crítico de la dictadura de su país. Esto, por supuesto, le costó una temporada en prisión y, finalmente la decisión de exiliarse en Europa. No pasó mucho tiempo fuera de Brasil, a donde regresaría con energías renovadas a seguir luchando con su música. Sin embargo, no solo con canciones se ha hecho ilustre, si bien son su ángulo más conocido. Sus obras de teatro, sus novelas, sus poemas, han seguido también una línea de conciencia social. Ha cantado y escrito al amor, la vida y la libertad, pero en mayor medida a las luchas de los oprimidos.
Pese a su enorme fama y liderazgo inobjetable, se le puede ver frecuentemente en marchas como un ciudadano más. Ese es otro rasgo característico suyo, la sencillez que lo ha hecho tan apreciado, tan querido y respetado. Hay una canción suya muy conocida por la interpretación que hizo Willie Colón en ritmo de salsa. Es un verdadero poema que intenta explicar con preguntas qué es el amor. Aquí la dejo para que la disfruten en la famosa versión salsera:
Y sin embargo hay, entre tantas obras magistrales de Chico Buarque, una que, en particular a mí, me fascina. Por su forma de rimar (con base en palabras esdrújulas), por el juego de cambiar palabras en cada estrofa. Por lo poético de la historia, por la fuerza subyacente que encierra, por la reivindicación que supone el tema. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que es mi canción favorita de este portento artístico que es Chico Buarque. Déjala de música de fondo mientras reflexionamos un poco en lo que significa la dignidad del trabajador. Es decir, en última instancia una pequeña reflexión acerca de tu dignidad y la mía.
El constructor, el obrero, tú y yo… y el Día Internacional del Trabajo
Y es que ese anónimo personaje de la historia nos representa de una forma muy sutil, casi imperceptible. Pero, al mismo tiempo es tan evidente que podemos ser nosotros. Así que notar la forma como actuaría en un día cualquiera es una obviedad reveladora, un tanto perturbadora. El beso que le da a su mujer, a sus hijos. La manera como se dirige a su trabajo, con timidez o aún fuera de sí, pero con decisión. Es notable el aire de seguridad en decadencia que va teniendo cada vez que levanta las cuatro paredes de la construcción.
Y después… después es solo un niño; un menesteroso de tranquilidad, de diversión, de seguridad, de comida. Alguien que toma un descanso, que disfruta una merienda tan pequeña como significativa: un pan con queso, para su alegría. Es un personaje que momentáneamente olvida que la vida sigue siendo demasiado dura, olvida la rudeza por un rato. Así, con su «paso alcohólico», siente por un momento que es dueño de su destino, del peso de su cuerpo. Por eso, como él, a veces danzamos y reímos; nos aferramos a la esperanza, aunque tropecemos, continuamos pese a las caídas.

La vida sigue, sin embargo, y lo hace sin demasiada delicadeza la mayor parte del tiempo. El trágico final de nuestro personaje está precedido por un momento poético, plácido, en el que flota por el aire. Culmina su afecto al hogar, su timidez en la calle, su eficiencia en la labor, su desparpajo en el descanso. Ya no será más que un bulto, solamente, un paquete sin mayor importancia. Solo que, y aquí Chico Buarque me parece sumamente divertido y mordaz, esta vez no pasa desapercibido.
Su vida tan similar a muchas, tan común, tan poco prominente, pasaba inadvertida la mayor parte del tiempo. Ahora, en su muerte, nuestro personaje entorpece el tránsito, el público, el sábado. Definitivamente, parece que hay quienes logran morir de esa manera, «a contramano». Las frases finales de la canción no son más que una forma irónica de lo que ya se ha dicho. Por todas esas difíciles condiciones que tantos tienen que sufrir en vida, «Dios le pague».
Hace más de 130 años…

El Día Internacional del trabajo y los trabajadores debería recordarnos que muchos han sufrido para que resuene ese «Dios le pague». Para que las vidas y las condiciones de la clase obrera en el mundo sean cada vez más dignas. Se celebra el 1 de mayo de cada año en conmemoración de los terribles acontecimientos de la «Revuelta de Haymarket». En Chicago, muchos obreros fueron asesinados luego de una confrontación con la fuerza pública a raíz de una larga huelga. Era el año 1886 y los obreros pedían una jornada de 8 horas laborales, un exabrupto para sus empleadores. Las jornadas oscilaban entre 14 y 18 horas, reducirlas, se creía, no era viable para la economía.
Después de asesinatos, juicios poco fiables que terminaron en cárcel y horca para muchos sindicalistas, se consiguió el objetivo. La jornada laboral de 8 horas llegó a ser un hecho, un triunfo obrero que requirió de sangre. Valdría la pena recordarlo, valorarlo y cuidar de ello. Hoy damos por sentados muchos de los derechos de los que gozamos, es una buena oportunidad para pensarlo mejor. No solo la jornada que nos legaron, también los beneficios de salud, educación y vacaciones. Ir a descansar a las Fincas en Colombia que te ofrecemos, también fue una conquista ganada a pulso.
Como en la canción de Chico Buarque, pensemos que ese obrero que yace en la calle es mucho más. No solo un estorboso bulto que entorpece el tránsito. Es más que un grupo de inconformes entorpeciendo nuestro día de descanso. Que las muertes que aseguraron nuestros derechos no queden en el olvido, que no sean solo muertes a contramano. «Dios le pague».